El Mundo en los años 60
El mundo en los años 60:
En los primeros años de la década
del sesenta, tres personajes, que dominan la escena y cuyas voces e imágenes
difunden los medios de comunicación de masas, en continuo desarrollo, por todos
los hogares, expresan la apertura a los nuevos problemas del mundo, aunque con
tonos y perspectivas diferentes. Son ellos Kruschov, con la " coexistencia
pacífica “; Kennedy, con las " nuevas fronteras ", y el Papa Juan
XXIII con el renovado ecumenismo católico. Los tres son expresiones de un mundo
en rápida transformación. Los actos y el destino de Kennedy muestran mejor que
nada las contradicciones de aquellos años: por una parte, la proclamada
confianza en la voluntad y la capacidad de afrontar y resolver pacíficamente
los problemas internos e internacionales y, frente a ella, el estallido de la
violencia individual y colectiva. En la búsqueda de un equilibrio internacional
más estable, Kennedy aplicó en Vietnam una política que partiendo de la promesa
de conquistar " el alma y el corazón " de la población, se transformó
en la más dura y cruel guerra de destrucción
El enfrentamiento entre el
aparato bélico más poderoso y perfeccionado y la guerrilla popular, desembocó
por ello en la derrota militar y moral de la política estadounidense, la
decisión del presidente Johnson de no presentar su candidatura a las elecciones
presidenciales de 1968 y la crisis de conciencia norteamericana. Se puede
afirmar que las manifestaciones más evidentes de la crisis, que reavivaban
antiguos problemas, se vieron después del asesinato en Dallas, en noviembre de
1963, del presidente Kennedy, que en su programa y en su acción política se
había empeñado en superar la discriminación racial que por entonces padecían
los ciudadanos negros de Estados Unidos. Tras la muerte de Kennedy, el vicepresidente
Johnson asumió los poderes presidenciales y consiguió la aprobación de las
leyes sobre igualdad de derechos civiles. En 1964 fue elegido presidente. No
cesaron los enfrentamientos políticos y sociales en el país que originaron
movimientos extremistas y provocaron el asesinato de Malcom X en 1965 y de
Martín Luther King en 1968. La protesta encontró terreno propicio para su
difusión en los campus universitarios y en los movimientos juveniles y
feministas, asumiendo una dimensión ideológica con rasgos a veces
contradictorios y confusos, pero sustancialmente liberadora, pacifista y anti consumista.
También llegaba entonces, desde
la China de Mao, el eco confuso y ambiguo, y por ello difícilmente
interpretable, de la " revolución cultural”. También 1968 fue el año en
que el movimiento de protesta juvenil se propagó rápidamente por algunos países
de Europa. Se recuerda el mayo francés como el episodio culminante y
políticamente más significativo, porque el movimiento y las reivindicaciones se
extendieron de las universidades y de los jóvenes a los obreros, contaron con
la simpatía de buena parte de la población parisiense y durante algunas semanas
pusieron en peligro al régimen gaullista. La agitación y los enfrentamientos en
las universidades y en las calles sirvieron para sacudir los antiguos sistemas
jerárquicos y de valores y hacer avanzar los derechos civiles, promoviendo la
plena emancipación femenina y reforzando a una nueva izquierda más atenta a los
problemas ecológicos y a la condición humana, incluso individual y privada, y
menos ligada a la concepción clásica del marxismo.
Si Norteamérica estaba en crisis
y nuevas inquietudes agitaban a Europa occidental, no menos graves, o tal vez
mucho más, eran los problemas de la URSS, tal como lo demostró el paso del
tiempo. Los aliados y satélites habían puesto a dura prueba la cohesión interna
del sistema imperial soviético; la hegemonía del partido bolchevique y su guía
ideológica habían sido rechazadas por algunos partidos comunistas de los países
occidentales. Las divergencias con China, que llegaron a cruentos combates
fronterizos, hicieron caer, ya en los comienzos de los años sesenta, la ilusión
de que cualquier controversia entre los Estados " socialistas " era
inconcebible, o se podía solucionar fácilmente por medios pacíficos.
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